El NEOCOLONIALISMO
¿Qué es el neocolonialismo?
Es un término utilizado a finales del siglo XX y a principios del XXI para referirse a la orientación imperialista de algunos países. Este concepto se sirve de la palabra Colonia, reconociendo al periodo comprendido a finales del siglo XV, en el que los españoles y demás imperios de Europa invadieron América con fines de expandir su dominio a nivel mundial. Al agregarle el prefijo “neo” al anterior fenómeno, se hace referencia al periodo actual, en el que se asiste nuevamente hacia un imperialismo pero ya con matices e intenciones económicas y a veces políticas. Para estos fines, los grandes imperios han usado a su conveniencia el hecho coyuntural de “la globalización”.
¿Cómo se da en Colombia?
Este fenómeno se dio ante la necesidad de las grandes potencias de expandir sus áreas de dominio y hegemonía hacia los países menores o llamados “del tercer mundo”. Para que los grandes países, con vocación neoliberal (en especial Estado Unidos), lograran que su sistema se implementara en Latinoamérica y Colombia, se crearon unas normas hechas por los poderes económicos e investigadores del sistema capitalista de Norteamérica, llamadas más adelante “El Consenso de Washington”. Este tenía los siguientes princios:
<<"Washington" significa el complejo político-económico-intelectual integrado por los organismos internacionales (FMI, BM), el Congreso de los EUA, la Reserva Federal, los altos cargos de la Administración y los grupos de expertos. Los temas sobre los cuales existiría acuerdo son:
- Disciplina presupuestaria
- Cambios en las prioridades del gasto público (de áreas menos productivas a sanidad, educación e infraestructuras)
- Reforma fiscal encaminada a buscar bases imponibles amplias y tipos marginales moderados
- Liberalización financiera, especialmente de los tipos de interés
- Búsqueda y mantenimiento de tipos de cambio competitivos
- Liberalización comercial
- Apertura a la entrada de inversiones extranjeras directas
- Privatizaciones
- Desregulaciones
- Garantía de los propiedad derechos de >>[1].
Tomada de |
En un engaño por la muerte del candidato del partido “Nuevo Liberalismo”, Luis Carlos Galán, César Gaviria asumió el reemplazo de este ídolo de masas, al creerse que él seguiría con las mismas políticas del caudillo. Sin embargo, las políticas del ya mencionado, junto al presidente anterior, Virgilio Barco, fueron de lógica neoliberal y con tendencias a la apertura económica y la libertad total del mercado.
“Las reformas estructurales, económicas y políticas, definieron una nueva organización económica, dentro de la cual se otorgó un papel central a los mecanismos de mercado. El Estado limitó el campo de acción a favor de la autorregulación del poder de estos nuevos mecanismos, a fin de maximizar la eficiencia y, en consecuencia, el crecimiento económico. En otras palabras, la nueva economía política (la definición de los límites entre el Estado y el mercado), propiciaba un aumento del segundo a costa del primero”[2].
Ya había personas involucradas y enteradas de la gran amenaza que constituía hacer esa clase de aperturas a los monopolios:
Francisco Mosquera, militante del Moir, decía que “Se equivocan los ilusos o los timoratos cuando atribuyen los gravísimos quebrantos de nuestra nación a otras causas aleatorias, mientras se agazapan tras paliativos engañosos con la inconfesable intención de capitular ante los enemigos de la patria. ¿No tiende acaso la tan zarandeada apertura la plena colonización de Latinoamérica? ¿No nos vaticina daños sin cuento, como las quiebras en la incipiente producción; la subasta de los bienes públicos; el apoderamiento de recursos, servicios y plantas fabriles por parte de los monopolios extranjeros; la supresión de las reivindicaciones laborales; los despidos sin tasa ni medida de los sectores público y privado; el endémico y doloroso espectáculo de las bautizadas ocupaciones informales; el establecimiento de las tenebrosas maquilas; la dolarización de la economía; la eliminación de aranceles junto a la consiguiente alza de los impuestos indirectos, antitécnicos y regresivos, y, en fin, la ruina con su rostro macabro?"[3].
Ante la aceptación de este consenso y un gobierno con una lógica igual de neoliberal al de las grandes potencias, Colombia se vio sumida en un desorden económico inigualable, un crecimiento de la pobreza, una desindustrialización nunca antes vista y un mercado interno enclenque, sin oportunidades de competir contra los gigantes trasnacionales estadounidenses.
Esto puso en amenaza al país, ya que si antes la repartición de sus riquezas eran inequitativas, ahora además de eso, se daría más el fenómeno de la precarización del colombiano porque los recursos irían a parar a manos de los monopolios extranjeros, y, finalmente; volvería esta nación a dedicarse a lo mismo que hacía en la colonia: vender materias primas a los grandes productores.
“Dentro de la contraofensiva de Washington se destacan las metas de la apertura económica, no la suya sino la de Latinoamérica, una aplicación tardía de los decadentes preceptos de la Escuela de Chicago, tan denigrada ayer por los mismos que hoy entre nosotros la acolitan. Los partidarios de ensayar la subasta, la privatización, la entrega, sitúan el origen de nuestros males en las imperfecciones verídicas o ficticias que, como un virus, se han propagado según ellos por los órganos de la sociedad entera, y para cuya superación no existe alternativa diferente a la de que los virtuosos y avanzados desvalijadores del imperio tomen en sus manos el control del trabajo y de las riquezas nacionales. Se confunde el efecto con la causa y la enfermedad con el remedio. Permitir el cierre de las empresas, o su traspaso a los capitalistas foráneos, por no hallarse éstas a la altura de las técnicas y los modelos internacionales, aparte de la carga antipatriótica que llevan anejas tales consideraciones, significa postrarse ante ese economismo que venimos criticando hace rato y que han puesto de moda los círculos universitarios del Norte, la bocina ideológica de América”[4].
Esto es inevitablemente una amenaza para Colombia porque se ha desmontado gradualmente su soberanía y además de esto, se está acabando su independencia, que ya fue conseguida hace más de 200 años (tomando en cuenta la historia oficial). Una nación caracterizada por regalar sus tierras, sus riquezas y aspectos competitivos a cambio de poco, gobernada por presidentes llamados por los opositores “vende patrias” y a la diestra del gran monopolio que pertenece al mercado, al país no le quedará más remedio que agachar cabeza y convertirse en el lacayo que más le conviene al imperio.
[1] Serrano, Josep F. <<El "consenso de Washington” ¿Paradigma económico del capitalismo triunfante?>>, [En Línea]. [22/11/2012]. http://www.fespinal.com/espinal/realitat/pap/pap46.htm.
[1] Serrano, Josep F. <<El "consenso de Washington” ¿Paradigma económico del capitalismo triunfante?>>, [En Línea]. [22/11/2012]. http://www.fespinal.com/espinal/realitat/pap/pap46.htm.
[2] Dingemans, Alfonso. “Una nueva mirada al consenso de Washington”, [En Línea]. [22/11/2012]. http://www.politicaygobierno.cl/documentos/enfoques/13/09-DINGEMANS.pdf
[3] Mosquera, Francisco. “Resistencia civil, II: Apertura económica y soberanía nacional”, [En Línea]. [22/11/2012]. http://www.elfogonero.org/publicaciones/III%20apertura%20econ%F3mica%20y%20soberan%EDa%20nacional.htm
[4] Ibíd.
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